1. Admitámoslo: hablar otra lengua con fluidez se siente bien. Da gusto porque te permite comunicarte con un montón de personas de otros lugares, y tienes acceso a muchos productos culturales (películas, periódicos, páginas de internet, etc.) que te ayudan hagas lo que hagas.
2. Al conocer a muchas personas (extranjeras o no), aprendes de ellos cosas que nunca te imaginaste que te podrían gustar o hacer bien. Ellos te aportan algo–ideas, gustos, libros, lo que sea–que tú no tenías y tú les aportas algo a ellos, por lo que te haces más valioso.
3. Como lo que impide la comunicación entre países desaparece, el mundo se siente más grande, y tú formas parte de él. Además, ves que todos los seres humanos somos más parecidos de lo que se suele creer y al reconocer esa similitud, podemos apoyarnos en vez de estorbarnos, atacarnos, o hacernos la guerra.
4. Conoces infinidad de cosas. Una persona con más de un idioma en la cabeza posee buenas opiniones, un pensamiento amplio y claro, y, sobre todo, un criterio propio, por lo que puede vivir basado en reglas con las que esté de acuerdo. Es decir, es menos manipulable y más libre.
5. Cuando te interesas por las culturas ajenas desarrollas una capacidad de comprensión y tolerancia al entender que no hay una sola forma “correcta” de vivir.
6. Te vuelves menos mediocre en ambos sentidos del término: Uno, puedes sobresalir de entre la gente3 promedio y ayudar a quien te rodea si eres el único de tus conocidos que puede descifrar lo que dice un texto, por ejemplo y Dos, como te tienes que esforzar para aprender una lengua, dejas atrás la mediocridad de aquel que no hace más que matar el tiempo en vez de vivir.
7. Entender las diferencias que tu lengua y tu cultura tienen, comparadas con las de otros países, te hace más humilde. Ser así es bueno porque sigues aprendiendo todo lo que el mundo te puede ofrecer (que siempre es mucho más de lo que te puedes imaginar). Si dejaras de aprender por ser soberbio o creer que lo sabes todo, tu vida se estancaría,además de que te aburrirías a morir. No te lo recomiendo.
8. Te hace más creativo. Esto lo puedes comprobar por ti mismo. No me refiero a la creatividad de un artista solamente (hay muchas formas de crear). Una vez que tu mente se vuelve más amplia gracias a aprender más lenguas, todo lo que haces se ve beneficiado. Esto tiene que ver con que tu cerebro se estimula positivamente, por lo que te haces más inteligente y tienes menos probabilidades de tener enfermedades como el Alzheimer.También se siente muy bien. Te lo dice alguien que juraba no ser creativa.
9. Como te vas demostrando a lo largo de tu aprendizaje que sí puedes aprender y que cada día avanzas más, tu seguridad en ti mismo aumenta. Incluso si eres tímido puedes comenzar a abrirte gracias a la necesidad de hablar en tu nuevo idioma. Por lo tanto, te ayuda a aumentar tu autoestima, entre otras cosas relacionadas.
10. Cuando reconoces la diversidad dentro y fuera de ti, facilitas a la solución de los problemas del mundo (aunque tal vez no los veas están ahí y te afectan), porque para resolverlos se necesita la cooperación de las diferentes culturas del planeta. Así, si tu “contienes” diversidad–por así decirlo–, a través de las lenguas y culturas de los países cuyos idiomas hablas, y la aprecias, tu valor como persona aumenta. Eso no puede ser desagradable.
Como leíste, lo veas por donde lo veas, hablar otra(s) lengua(s) sólo puede traerte cosas positivas.
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